En la revista cuatrimestral del Consejo Escolar del Estado de Noviembre de 2009, el número 12, aparece un prólogo verdaderamente precioso que me gustaría que leyeran para descubrir la importancia de la educación en estas edades, escrito por Robert Fulghum.
Todo lo que necesito saber lo aprendí en la Escuela Infantil
Todo lo que realmente necesito saber sobre cómo vivir y cómo ser, lo aprendí en la Escuela Infantil. La sabiduría no estaba en la cima de la montaña de los títulos académicos, sino en el montón de arena del patio. Estas son las cosas que yo aprendí
Compartirlo todo.
Jugar sin hacer trampas.
No pegar a la gente.
Poner las cosas en su sitio.
Arreglar mis propios líos.
No coger las cosas de otros.
Decir “lo siento” cuando hiero a alguien.
Lavarme las manos antes de comer. Tirar de la cadena.
Las galletas y la leche son buenas.
Vivir una vida equilibrada: aprender algo, pensar algo, dibujar, pintar, bailar, jugar y trabajar algo todos los días.
Echarme la siesta cada tarde.
Cuando salgo al mundo, tener cuidado del tráfico, agarrarnos de la mano y permanecer juntos.
Estar atento a las maravillas. Recordar la pequeña semilla en el vaso: las raíces van para abajo y las plantas crecen hacia arriba y realmente nadie sabe cómo ni por qué, pero nosotros somos igual que eso.
Los peces de colores, los hámster, la tortuga e incluso la primera semilla del vaso se mueven, así que también lo haremos nosotros.
Y recuerda los cuentos y la primera palabra que aprendiste, la palabra más importante del mundo: MIRA. Todo lo que necesitas saber está ahí, en alguna parte.
Coge cualquiera de estas normas y ponla en los sofisticados términos de los adultos y aplícala a la vida en tu familia o en tu trabajo, al gobierno o al mundo y seguirán siendo verdaderas, claras y fi rmes. Piensa que una sociedad mejor puede ser si todos nosotros, el mundo entero, tiene leche y galletas a las tres todas las tardes y luego se echan la siesta con nosotros en las colchonetas. Y si todos los gobiernos tienen siempre como política básica colocar las cosas en su sitio y arreglar sus propios líos. Y comprobarás que continua siendo cierto, no importa cuál sea tu edad, que cuando sales al mundo, lo mejor es darse la mano y permanecer juntos.
Todo lo que necesito saber lo aprendí en la Escuela Infantil
Todo lo que realmente necesito saber sobre cómo vivir y cómo ser, lo aprendí en la Escuela Infantil. La sabiduría no estaba en la cima de la montaña de los títulos académicos, sino en el montón de arena del patio. Estas son las cosas que yo aprendí
Compartirlo todo.
Jugar sin hacer trampas.
No pegar a la gente.
Poner las cosas en su sitio.
Arreglar mis propios líos.
No coger las cosas de otros.
Decir “lo siento” cuando hiero a alguien.
Lavarme las manos antes de comer. Tirar de la cadena.
Las galletas y la leche son buenas.
Vivir una vida equilibrada: aprender algo, pensar algo, dibujar, pintar, bailar, jugar y trabajar algo todos los días.
Echarme la siesta cada tarde.
Cuando salgo al mundo, tener cuidado del tráfico, agarrarnos de la mano y permanecer juntos.
Estar atento a las maravillas. Recordar la pequeña semilla en el vaso: las raíces van para abajo y las plantas crecen hacia arriba y realmente nadie sabe cómo ni por qué, pero nosotros somos igual que eso.
Los peces de colores, los hámster, la tortuga e incluso la primera semilla del vaso se mueven, así que también lo haremos nosotros.
Y recuerda los cuentos y la primera palabra que aprendiste, la palabra más importante del mundo: MIRA. Todo lo que necesitas saber está ahí, en alguna parte.
Coge cualquiera de estas normas y ponla en los sofisticados términos de los adultos y aplícala a la vida en tu familia o en tu trabajo, al gobierno o al mundo y seguirán siendo verdaderas, claras y fi rmes. Piensa que una sociedad mejor puede ser si todos nosotros, el mundo entero, tiene leche y galletas a las tres todas las tardes y luego se echan la siesta con nosotros en las colchonetas. Y si todos los gobiernos tienen siempre como política básica colocar las cosas en su sitio y arreglar sus propios líos. Y comprobarás que continua siendo cierto, no importa cuál sea tu edad, que cuando sales al mundo, lo mejor es darse la mano y permanecer juntos.