El exceso de alimento y las dietas insanas parecen ser la causa fundamental de sobrepeso y la obesidad infantil pero también debemos tener en cuenta también cuál es el ritmo de vida de nuestros hijos.
Hoy en día, aunque los hijos siguen teniendo la necesidad de moverse, los padres ya no se fian de que jueguen en la calle sin supervisión, así que optan por un tipo de juego más individual y sedentario que pueda realizarse, sin problemas, y en casa. Se trata de un ocio pasivo como jugar a la consola o ver la televisión.
Hoy en día, aunque los hijos siguen teniendo la necesidad de moverse, los padres ya no se fian de que jueguen en la calle sin supervisión, así que optan por un tipo de juego más individual y sedentario que pueda realizarse, sin problemas, y en casa. Se trata de un ocio pasivo como jugar a la consola o ver la televisión.
Los juegos sociales y activos, desgraciadamente, han quedado relegados al ámbito exclusivo de la escuela. A veces, cuando los hijos salen del colegio están demasiado ocupados, ¡tanto como nosotros!, tienen el tiempo justo para merendar, hacer las tareas, bañarse y acostarse pronto porque hay que madrugar al día siguiente, sobre todo en invierno en que hay menos horas de luz.
La falta de actividad física parece otra de las causas fundamentales que explican el sobrepeso y el aumento de la obesidad en la edad infantil, y por supuesto también en la edad adulta. Se trata de una enfermedad muy seria que, en muchas ocasiones, se agrava y persiste durante la juventud y madurez. Puede tener graves consecuencias a nivel tanto físico como emocional: los niños obesos son víctimas, muchas veces, de la exclusión de sus compañeros, del sentimiento de inferioridad o de la depresión.
Por ello todos los profesionales insistimos en la creación de hábitos saludables como la práctica de algún deporte. Quizás podríamos hacer el esfuerzo de ponernos en forma con nuestros hijos 2 ó 3 días por semana: ir a correr juntos, montar en bicicleta, jugar tenis, bailar o caminar...