¿Qué entendemos por responsabilidad?
Responsabilidad es asumir las consecuencias de los actos que hacemos libremente sobre las decisiones que tomamos. La responsabilidad no solo se refiere a uno mismo, sino también a la responsabilidad con los demás, puesto que todo lo que hacemos tiene repercusión en los otros.
Uno de los objetivos que nos proponemos como padres, muchas veces de forma no consciente, es la de preparar a nuestros hijos e hijas para que aprendan a tomar decisiones, libres y personales, debiendo asumir las consecuencias que se deriven de ellas.
La responsabilidad tiene relación directa con la libertad, no podemos asumir nada que no hayamos decidido previamente, si no hay libertad no tiene sentido hablar de responsabilidad, pero también somos responsables de lo que hacemos sin querer porque todo lo que hacemos tiene siempre consecuencias, en mayor o menor grado. De ahí que uno de nuestros empeños sea el de fomentar la reflexión, evitar la impulsividad porque el pensamiento debe ir antes siempre que la acción.
¿Cómo educar en responsabilidad?
A veces nos preguntamos a qué edad debemos comenzar a educar en responsabilidad a nuestros hijos. Como en cualquier hábito que se les quiera enseñar es aconsejable comenzar desde pequeños: el niño/a comenzará a decidir sobre su ropa, sus juegos, sus juguetes ...
Primero ha de aprender a ser obediente sobre las decisiones que tomen sus padres o educadores, para poco a poco ir aprendiendo a tomar sus propias decisiones.
Antes de los tres años es conveniente comenzar el aprendizaje: recoger sus juguetes, ayudar en las tareas domésticas, darle comida a su mascota ... son tareas que puede realizar sin problemas y que se irán convirtiendo en una herramienta eficaz para educarles desde muy pequeños en el hábito de la responsabilidad.
El hecho de que cometan errores no debe hacernos desistir, los padres debemos estar ahí para orientarles.
Responsabilidad es asumir las consecuencias de los actos que hacemos libremente sobre las decisiones que tomamos. La responsabilidad no solo se refiere a uno mismo, sino también a la responsabilidad con los demás, puesto que todo lo que hacemos tiene repercusión en los otros.
Uno de los objetivos que nos proponemos como padres, muchas veces de forma no consciente, es la de preparar a nuestros hijos e hijas para que aprendan a tomar decisiones, libres y personales, debiendo asumir las consecuencias que se deriven de ellas.
La responsabilidad tiene relación directa con la libertad, no podemos asumir nada que no hayamos decidido previamente, si no hay libertad no tiene sentido hablar de responsabilidad, pero también somos responsables de lo que hacemos sin querer porque todo lo que hacemos tiene siempre consecuencias, en mayor o menor grado. De ahí que uno de nuestros empeños sea el de fomentar la reflexión, evitar la impulsividad porque el pensamiento debe ir antes siempre que la acción.
¿Cómo educar en responsabilidad?
A veces nos preguntamos a qué edad debemos comenzar a educar en responsabilidad a nuestros hijos. Como en cualquier hábito que se les quiera enseñar es aconsejable comenzar desde pequeños: el niño/a comenzará a decidir sobre su ropa, sus juegos, sus juguetes ...
Primero ha de aprender a ser obediente sobre las decisiones que tomen sus padres o educadores, para poco a poco ir aprendiendo a tomar sus propias decisiones.
Antes de los tres años es conveniente comenzar el aprendizaje: recoger sus juguetes, ayudar en las tareas domésticas, darle comida a su mascota ... son tareas que puede realizar sin problemas y que se irán convirtiendo en una herramienta eficaz para educarles desde muy pequeños en el hábito de la responsabilidad.
El hecho de que cometan errores no debe hacernos desistir, los padres debemos estar ahí para orientarles.
Pasos a seguir para ayudarle a ser responsable:
Establecer normas que sirvan como puntos de referencia.
Empezar por tareas simples que tengamos la seguridad que el niño sabe hacer y poco a poco ir introduciendo y enseñando otras más complejas.
Mostrar seguridad y firmeza en lo que le exigimos utilizando argumentos y razonamientos.
Procurar que exista una concordancia entre nuestros actos y nuestras palabras.
Escuchar al niño/a de forma positiva, Al dialogar con él / ella, nos explicará y nos hará partícipes de sus sentimientos, opiniones, preferencias, emociones… Nosotros podemos aprovechar para orientarle en sus decisiones.
Dejar claro al niño/a que nos preocupamos por él/ella y hacérselo saber.
Hay que decirles “TE NECESITO”, hacerles ver que su colaboración es necesaria, y que todos deben contribuir en las responsabilidades de casa.
Estimular y apoyar sus decisiones, sus ilusiones ante situaciones que vayan surgiendo. Con 3 años ya se les puede iniciar en la resolución de problemas. Confeccione junto a él/ella una lista de posibles soluciones ante problemas concretos.
Dejar que el niño/a afronte las consecuencias de sus actos, si su comportamiento afecta a otras personas, impóngale sus consecuencias.
Establecer normas que sirvan como puntos de referencia.
Empezar por tareas simples que tengamos la seguridad que el niño sabe hacer y poco a poco ir introduciendo y enseñando otras más complejas.
Mostrar seguridad y firmeza en lo que le exigimos utilizando argumentos y razonamientos.
Procurar que exista una concordancia entre nuestros actos y nuestras palabras.
Escuchar al niño/a de forma positiva, Al dialogar con él / ella, nos explicará y nos hará partícipes de sus sentimientos, opiniones, preferencias, emociones… Nosotros podemos aprovechar para orientarle en sus decisiones.
Dejar claro al niño/a que nos preocupamos por él/ella y hacérselo saber.
Hay que decirles “TE NECESITO”, hacerles ver que su colaboración es necesaria, y que todos deben contribuir en las responsabilidades de casa.
Estimular y apoyar sus decisiones, sus ilusiones ante situaciones que vayan surgiendo. Con 3 años ya se les puede iniciar en la resolución de problemas. Confeccione junto a él/ella una lista de posibles soluciones ante problemas concretos.
Dejar que el niño/a afronte las consecuencias de sus actos, si su comportamiento afecta a otras personas, impóngale sus consecuencias.
Actuaciones que deben evitarse:
- Sobreprotegerlos en exceso con atenciones, cuidados, mimos, regalos, etc. Al niño/a no debemos evitarle cualquier esfuerzo o sacrificio.
- Cumplir cualquier deseo o capricho del niño/a ni adelantarnos a ellos. Debe aprender que no siempre se puede alcanzar lo que se desea.
- Darles una educación paternalista y sobre-protectora en la que todo esté hecho, así conseguiremos niños inmaduros e incapaces de desarrollar su responsabilidad.
- Exigirles resultados inmediatos. Cualquier aprendizaje lleva su tiempo.
- Asumir sus responsabilidades porque nosotros lo hacemos más pronto y mejor.
Educar en la responsabilidad consiste en ayudar a los niños a asumir sus errores, a rectificar si es necesario y a cumplir con las obligaciones y compromisos
- Sobreprotegerlos en exceso con atenciones, cuidados, mimos, regalos, etc. Al niño/a no debemos evitarle cualquier esfuerzo o sacrificio.
- Cumplir cualquier deseo o capricho del niño/a ni adelantarnos a ellos. Debe aprender que no siempre se puede alcanzar lo que se desea.
- Darles una educación paternalista y sobre-protectora en la que todo esté hecho, así conseguiremos niños inmaduros e incapaces de desarrollar su responsabilidad.
- Exigirles resultados inmediatos. Cualquier aprendizaje lleva su tiempo.
- Asumir sus responsabilidades porque nosotros lo hacemos más pronto y mejor.
Educar en la responsabilidad consiste en ayudar a los niños a asumir sus errores, a rectificar si es necesario y a cumplir con las obligaciones y compromisos