viernes, 25 de diciembre de 2009

Orientaciones: Consejos para el niño mal comedor V


No utilice la comida para tranquilizar, premiar o castigar al niño. Lo único que conseguirá es que se le atribuya un valor emocional que pueda ser el inicio de una respuesta inadecuada a los alimentos y el niño lo puede convertir en un elemento para llamar la atención y diferenciarse de sus hermanos.
No responda a las demandas de atención, cometarios o comportamientos inadecuados (jugar con los cubiertos, parar de comer…), que realice durante la comida.
Si a su hijo no le gusta un tipo de alimento, ensaye con un equivalente nutricional: cambie las verduras por frutas, la carne por pescado, pollo, queso o leguminosas como alubia, lenteja o soja.
El apetito de los niños es variable, hay días en los que comen muy bien y otros en los que escasamente lo hacen. Un niño sano come cuando tiene hambre, no lo obligue a comer por la fuerza.
Limite la cantidad de alimentos de poco valor nutritivo como gaseosas, dulces y otras golosinas. Estos productos se pueden consumir con moderación y en ocasiones especiales.
Evite que su hijo coma entre horas, reduzca o elimine el desayuno a media mañana y la merienda.
Invite a su hijo a preparar los alimentos, se sentirá más motivado a consumirlos.
Establezca rutinas agradables para las horas de la comida, procure comer en familia, mantener horarios fijos y tiempos de duración de la comida también constantes.
Prevea posibles peticiones o comportamientos que puedan interrumpir las comidas (lavarse las manos, ir al W.C., pedir agua, ir a buscar algo…) y procure que lo haga antes de sentarse en la mesa y empezar a comer.
Enséñele a su hijo a elegir tres tipos de alimentos diferentes en cada comida aunque la combinación parezca extraña.

ABBOT