Dentro
de los 5 primeros años debe ocurrir el control voluntario de la orina
desde un punto de vista fisiológico. Entre 1 y 2 años el niño tiene
conciencia de que su vejiga está llena y es capaz de comunicar su
capacidad de orinar. Hacia los 3 años aparece la capacidad de retener y
posponer la orina por unos minutos cuando la vejiga está llena. Hay un
incremento regular de la capacidad de la vejiga, se establece el control
diurno y el niño suele ir al aseo por sí mismo. Entre 4 y 5 años el
niño es capaz de vaciar la vejiga cualquiera que sea el nivel de llenado
de esta y previamente a esto el niño es capaz de comenzar y terminar el
chorro de orina a mitad de la micción. El control nocturno se adquiere
más tarde que el diurno y la mayoría de los niños no lo consiguen hasta
los 4‑5 años. Las edades dadas son estimaciones medias.
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Fuente: psicología y pedagogía