Después de un verano de piscina, playa, excursiones al campo y comidas fuera de casa, llega el primer día de clase y a todos los niños les cuesta volver a la rutina. Es por ello, que el periodo de adaptación se vuelve imprescindible porque lo más habitual es que los niños no quieran entrar en el aula por mucho que su maestra los reciba con una sonrisa de oreja a oreja.
En todas las aulas de infantil vemos niños que se agarran a la pierda de su madre, que lloran y se resisten a separarse de la figura de apego.
En estos momentos de separación, el niño necesita sentir más que nunca el amor de sus padres y tener la seguridad de que aunque no están presentes, me siguen queriendo y aunque se van volverán. El niño necesita entender que aunque sus padres le dejan en un lugar nuevo con personas que no conoce, no quiere decir que se olviden de él ni que dejan de quererlo.
En todas las aulas de infantil vemos niños que se agarran a la pierda de su madre, que lloran y se resisten a separarse de la figura de apego.
En estos momentos de separación, el niño necesita sentir más que nunca el amor de sus padres y tener la seguridad de que aunque no están presentes, me siguen queriendo y aunque se van volverán. El niño necesita entender que aunque sus padres le dejan en un lugar nuevo con personas que no conoce, no quiere decir que se olviden de él ni que dejan de quererlo.
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Fuente: Edukame