Todos sabemos que durante los dos y los tres años son habituales los mordiscos, los empujones, el quitarse los objetos a la fuerza, etc. Los niños tienen que aprender tanto lo que no deben hacer bajo ningún concepto (no pegar, no morder, etc) como lo que pueden hacer para autorregularse y canalizar de manera adecuada sus emociones.
Por medio de esta estrategia tenemos la oportunidad de enseñar a los niños a identificar aquellas emociones intensas como el enfado o la rabia que les dominan en algunos momentos y que les llevan a agredir de alguna manera a sus compañeros y como enseñarles la manera de relajarse ante el conflicto.
La historia de Tortugo
Hay una historia sobre una tortuga que la encontraréis en la Guía práctica para educadores. El alumno con TDAH. Trastorno por Déficit de atención con o sin hiperactividad.
Lo ideal es que adaptéis esta historia a las circunstancias de cada niño narrando la historia lo más parecido a lo que vive el niño a lo largo del día. Esta historia nos cuenta las dificultades que tiene una tortuga al enfrentarte a algunas frustraciones que siente. El mensaje más importante que tenemos que extraer de esta historia es cuando una tortuga anciana se acerca a la más joven y le explica que la solución a sus problemas la lleva encima, en su caparazón, es decir, en la capacidad de replegarse hacia adentro y pensar en las soluciones a los problemas que tiene.
El caparazón de la tortuga
La tortuga sabia le explica a la más joven que cada vez que se sienta nerviosa, esté enfadado o sienta rabia, puede meterse dentro de sí misma y una vez dentro del caparazón puede encontrar la tranquilidad que necesita para pensar sobre lo que te preocupa.
Fuente: Edukame