En muchos hogares con niños la hora de la comida puede ser uno de los momentos peores del día, especialmente si el niño no come lo suficiente o remolonea y se eterniza delante del plato. O si sólo quiere comer determinados alimentos.
Vamos a empezar por desdramatizar algunos aspectos del problema:
- Es normal que haya niños que coman menos que otros.
- Es igualmente normal que un mismo niño pase por momentos de inapetencia
- No es preocupante que el niño deje de comer un día, ya que es probable que lo compense comiendo más al día siguiente. Por eso se recomienda que, para ver si el niño está llevando una alimentación adecuada, se lleve un registro de un par de semanas.
- Muchas veces es el pediatra el que tranquiliza a los padres al comprobar que, aunque éstos se quejen de lo poco que come su hijo, las gráficas de talla y peso son adecuadas.
A pesar de todo, es muchas veces el nerviosismo de los padres el que puede llegar a empeorar las cosas. Es por ello que proponemos las siguientes reflexiones y orientaciones para ayudar al niño que presenta problemas en las comidas:
- Es muy importante hacer agradable el momento de las comidas y el hecho de comer. Así se asocia la comida con sensaciones agradables. Por ello, hemos de evitar las regañinas y las amenazas en la mesa.
- El que los niños ayuden incluso a hacer las comidas les predispondrá a tener una mejor actitud a la hora de comerlas.
- Es preferible que todos los miembros de la familia coman juntos, o al menos hagan una comida al día en común.
- De ese modo todos podrán ayudar poniendo la mesa y recogiendo finalmente los platos, fomentando así los hábitos de orden y colaboración familiar.
- Asimismo se fomenta que todos permanezcan sentados durante las comidas.
- Esa situación también permite a los padres ser un buen modelo de conducta para sus hijos. Entre otras cosas, si queremos que el niño coma de todo, han de ser los adultos los que intenten no evitar comer ningún alimento.
- Esa situación también permite a los padres ser un buen modelo de conducta para sus hijos. Entre otras cosas, si queremos que el niño coma de todo, han de ser los adultos los que intenten no evitar comer ningún alimento.
- No es recomendable realizar otras actividades que distraigan de comer: ver televisión, manipular juguetes, etc.
- Hacer agradables las comidas también significa presentar los platos de manera atractiva y presentar comidas variadas y apetitosas.
-Tener en cuenta sus preferencias en cuanto a la forma de preparar las comidas y de presentar los platos, también facilitará el que coman.
Muchos de los problemas se derivan de la cantidad de comida que se le sirve al niño en el plato. En este punto, proponemos:
- Al niño no se le debe preguntar si quiere algún alimento, ya que si le preguntamos significaría que tendríamos que respetar su negativa. Es preferible, en todo caso, preguntarle si quiere esto o lo otro. De esta manera no le damos la posibilidad de decir que no.
- Es preferible servirle una cantidad pequeña y que pueda repetir si quiere más.
- No entrar en una guerra de poder si es que deja algo en el plato.
- El niño sabe que negándose a comer puede conseguir cosas; es importante que eso no ocurra.
La alimentación es un hábito, y como tal hay que instaurarlo. Por ello, se recomienda:
- Comer a horas fijas, en el mismo lugar, respetando las comidas principales.
- No permitirle picar entre comidas.
- Dejar que coman solos desde pequeños, aunque se manchen. Es un momento clave para fomentar su autonomía.
- Introducir las comidas y sabores nuevos muy poco a poco
- No permitirle comer sólo lo que le gusta.
- Puede resultar conveniente redactar un menú semanal para toda la familia
Es muy importante la actitud que tomamos durante la comida y ante los problemas que pueda presentar, ya que muchas veces la negativa del niño a comer se produce por la atención que recibe por el hecho de no comer:
- No prestarle atención ni hacer comentarios negativos por no comer.
- Indicarle la hora de finalización en el reloj de cocina (un periodo de 30 minutos debería ser suficiente), y una vez transcurrido el tiempo retirarle el plato.
- Elogiarle y prestarle atención cuando come. Atenderle más cuando come que cuando remolonea, protesta o no come.
- No compararle con otros niños que coman más que él
- No hablar con otras personas de que el niño no come o de sus dificultades con la comida, cuando el niño esté presente.
Referencia: Psicólogo escolar.com